Octubre, nada qué celebrar
UNA DEVASTACIÓN QUE NO SE DETIENE
UN OCTUBRE NUEVO PARA REFLEXIONAR
1492-2012
“No sabíamos mucho de su mundo, de sus costumbres, de sus
zodiacos ni de sus sueños. Pero los antepasados de aquel hombre habían alzado
ciudades de piedras gigantescas y las
habían recubierto de oro, habían trazado templos y palacios en las
alturas, habían tallado observatorios en las agujas de piedra de la cordillera,
habían leído los signos del cóndor, del
jaguar y de la serpiente en los tres niveles del mundo, habían
domesticado las semillas y las vicuñas lanosas de los riscos, sabían convertir
el oro en pendientes y en plegarias, conocían los secretos de las terrazas de
cultivo, repetían leyendas y canciones, guardaban historias y cifras en los
nudos antiquísimos de sus quipus, sabían tejer mantas y trajes lujosos con lana
de alpacas y hacer para sus reyes capas flexibles de murciélago, negras y
blandas como la noche misma, habían estudiado los abismos del cielo, conocían los
ciclos de fertilidad de la Luna y los nombres de las estrellas. Sólo nuestra
barbarie podía borrar tantas cosas y verlos en su silencio como bestias sin
dioses”.[1]
“Cristóbal de
Aguilar y Medina”-
El país de la canela.
Las carabelas avanzaban en
una aventura por los mares indómitos, el costo de este ejercicio de alta osadía
era inmenso, cruzar ante la tormenta y
el agitado océano una línea desconocida que los separaría de una cruda pobreza hacia
una riqueza singular y extraordinaria, quién obtenía la tierra lo ganaba todo,
ganaba el cielo.
Se ha dicho que la ambición
por el oro, desmedida y cruel, era la
bandera de la gran empresa, hoy pensamos que no solo era el oro, era la
conquista efectivamente de la TIERRA, con su agua, con su madera, con sus
plantas, con sus animales, con sus otros metales, cristales y rocas…, sólo
había un impedimento mayor que a la postre se convertiría en útil recurso, en
esas tierras había comunidades humanas, habitantes, que fueron diezmados y explotados
a más no poder. Aún hoy.
La gran avanzada de las
carabelas hoy es un monstruo vivo y vigente, la conquista no ha terminado, el
territorio de Abya Yala[2] es el territorio de la
fortuna, es el continente de la buena
esperanza, es el espacio de la “creación” para explotar y dominar pues es el
legado de aquellos que se decidieron a conquistar y explotar está vigente, aún
hay mucho qué saquear, además las necesidades de los importantes conquistadores
son muchas, mantener un sistema
económico que tiene como estandarte el consumo a ultranza y la guerra como
política.
La invasión “al territorio
de las indias” encontró el paraíso, frutas y mujeres exóticas, la medicina para
las enfermedades que habían azotado a Europa por siglos, la comida y las
especias que darían al paladar de los reyes el gusto jamás imaginado; entonces
comenzó la destrucción de ríos, montañas y selvas, arrasando culturas, templos,
civilizaciones, sitios sagrados. Portugueses, holandeses, españoles, franceses,
ingleses, austriacos…, todo tipo de pirata, ladrón, empresario de iglesia,
mercenario desterrado, criminal perseguido, prostituta enferma se marchó al continente de los piel
de cobre a saquearlo, a destruirlo, a perpetuarlo en el desconocimiento y no
importó simplemente con la derrota al mundo civilizado de sus lenguas y
creencias propias, la conquista fundamental se hizo a través de la expropiación
de la tierra. Hoy se han sumado al saqueo, la explotación y a la guerra las empresas, canadienses, chinas,
norteamericanas que en su ambición desmedida disponen de la gran tecnología de la muerte.
El infortunado encuentro de
dos civilizaciones implicó para una de ellas el sometimiento y la desgracia. De allí que la pobreza se
regó de norte a sur, la injusticia social se propagó como manera de hacer
gobierno, la división humana se radicalizó haciendo creer que hay seres humanos
de categorías inferiores, dogmas religiosos y cruentas estrategias de guerra
respaldaron toda una empresa económica de saqueo y expansión, sin este tremendo
accidente socio, ambiental y cultural habría sido imposible el desarrollo de
las potencias del norte en su capitalismo cada vez más salvaje, en la
globalización de la economía de la muerte que todo lo consume, lo destruye y lo
acaba.
Por eso hoy y ante tan grave
afrenta a la humanidad los pueblos
originarios que no fueron vencidos en totalidad siguen caminando la palabra y
con ella se oponen de frente a la minería, a la deforestación, hablan del
cuidado del agua y de las semillas, su tierra es sagrada y no permitirán que
siga siendo violada y destruida. Los pueblos originarios, los campesinos, los
obreros, los millones de desempleados
pobres y el ciudadano del común de una América sorprendente salen a marchar,
salen a exigir, salen a cantar y a orar, muestran con sus tambores y quenas la
protesta, muestran con sus poemas y su danzas que la esperanza no muere, que
las nuevas locomotoras del desarrollo no podrán extinguir las culturas del
jaguar y la anaconda.
Hoy que hablamos de paz, hoy
que soñamos con una nueva senda política que le ponga fin al conflicto
armado se requiere devolver la tierra al
que la trabaja, requiere el reconocimiento de los pueblos y las naciones,
implica tomar decisiones de un NO rotundo a la mega minería, a los tratados de
libre comercio, al negocio de los transgénicos, al cuidado, protección y
mantenimiento urgente de páramos y
selvas. Para plantear la paz tendremos que hablar de nosotros y de nuestra
historia mutilada, tendremos que afianzarnos en una nueva alianza que opte por
la defensa de la vida, de los recursos naturales y de las culturas originarias.
Tendremos en definitiva que educarnos diferente para la paz y el medio
ambiente. Urge una nueva escuela.
En este octubre hay una
buena oportunidad de cuestionarnos y de aprender del pasado, la tierra que les
dejemos a nuestros hijos es un préstamo que nos dejaron nuestros padres. Para
todos todo como dice el Doctor Krápula[3] y en la coyuntura de la
negociación del conflicto resultaría interesante hablar con el Mamo, el Chamán
o el Curaca y en medio de un ritual de yagé y coca hacer una cruzada integral
por la defensa de lo natural-mente nuestro.
Licenciado
Manuel
Camilo Morales Rojas
Makamoro.
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