El Relato, artículo.
DE
CÓMO EL RELATO PEDAGÓGICO SE CONVIERTE EN
UNA
DIDÁCTICA CONSTRUCTIVA LIBERADORA
“Nuestro
aprendizaje como seres humanos depende de la calidad de los procesos
relacionales, en los contextos significativos en los que participamos:
familiar, escolar, social. Los procesos de comunicación humana son la clave
para entender el desarrollo y la evolución de cada ser humano. Aprendemos en
estos contextos el lenguaje, a emocionarnos y relacionarnos, a motivarnos;
desarrollamos nuestro auto concepto y autoestima personales, el modo de vernos,
de ver a los otros y al mundo. Es en el espacio de convivencia en el que el
niño o niña crece – la familia, la escuela...-donde está la responsabilidad y
la tarea de educar, porque cada uno de nosotros es y será, de una u otra
manera, según como vivamos”
Humberto Maturana[1]
CUADRO
1.
Los docentes amarrados a la palabra desde
aquella somnífera y letal hasta aquella estimulante y vibrante, el hablar es el
recurso más antiguo de la didáctica, comunicando ideas y emociones los docentes,
los abuelos, los padres, los amigos se han dedicado a educar (nos), nos
educamos en la palabra.
Escuchamos y hablamos, leemos y escribimos
estos son aprendizajes básicos pero el tiempo de las locomotoras, el del ruido
y la polución dicen a cielo abierto que la palabra no significa, que es mejor
dar instrucciones que dialogar, que es mejor mostrar imágenes que hablar, que
es mejor dirigirnos a los otros mediante un chat antes que sentarnos a beber un
buen café y charlar.
Los docentes son palabra y de ella depende la
acción sobre el conocimiento, quizá porque el pensamiento es lenguaje, quizá
porque la comunicación es esencial para aprender, tal vez porque en las
palabras hay emoción.
Los modelos de educación van inscritos a la
palabra, si eres un docente tradicional pedirás que te repitan la lección, que
copies pronto del tablero y que leas el texto de instrucción; si eres un
docente de la conducta gritarás acción reacción, pintarás señales y darás
códigos para que al mínimo esfuerzo de expresión tu obedezcas y actúes sin
pasión; si eres el gran docente de la actividad recitarás una y otra vez
consignas para que los niños desarrollen su actividad y creen su propia
lección; si eres el moderno de la construcción harás mapas conceptuales y
definirás palabras de acuerdo a la noción, diseñarás guías y escribirás mil
maneras de abordar un evento científico. Si eres el gran docente liberador,
dirás con Freire que en la palabra está la acción.
En la palabra del docente está el estímulo a
la acción del niño o el regaño que sanciona y castiga, está la efectiva
indicación de vida o la mentira más grande sobre la historia, está el álgebra y
sus signos, la química y sus símbolos, está la historia del arte y la lectura
de las notas de música, un mundo simbólico mediado totalmente por la palabra,
por el decir, el comprender y el asumir.
CUADRO
2
Y los cuentos han ido desapareciendo, la
declamación y la poesía suenan cursis, escribir se ha vuelto tortura con el
pesado ensayo que ni el profesor escribe y mucho menos lee (pero que exige como
urgente tarea de calificación); el Facebook y el twitter son la
“cualquierización” del decir, las normas de ortografía, semántica y gramática
son burla, la imposición de lenguas extranjeras son excusa para romper la
comunicación.
Nos acordamos de la palabra cuando estamos en
problemas, allí sí se hace necesario y filosofamos para evitar que nuestro
joven siga consumiendo drogas; después
de muerto el joven pandillero diremos que él no tenía problemas con
nadie y los elogios aparecerán sin duda ni recato, la niña que aborta
posiblemente fue conquistada con bonitas palabras de un libidinoso amante y
finalmente cuando oramos, meditamos o confesamos es que nos damos cuenta que en
la palabra estaba el sentido y que la escuela tan llena de palabras no nos dio
el suficiente mensaje que debíamos y requeríamos para crecer.
Entonces reivindicamos la palabra del
docente, en el aula, en el patio de recreo, en la apasionante historia de un
Zeus todo poderoso o en la explicación especial para el que no capta la
transformación y evolución de las especies. La palabra será acompañada de la
buena lectura, la palabra exigirá que se vuelva letra y que en el uso lógico
del pensamiento compartamos ideas en un periódico, en una ponencia, en un
encuentro de poesía, pero también allí en la altas tecnologías y entonces se
hará el emocionante video, el documental ambiental, la propaganda de un
producto o las recomendaciones para salvar al planeta de políticos absurdos.
Palabras para sensibilizar, palabras para
explicar, palabras para seducir y persuadir, palabras de razón y de emoción,
palabras de juego y de canción. Necesitamos la palabra en la educación como el
sustrato esencial del enseñar, del aprender, del comprender.
La pedagogía requiere con urgencia la labor del
poeta, del cuentero y del historiador, el docente necesita ser formado en
expresión, en potencia comunicativa, en interesantes y atractivas tecnologías
de la información para encaminar el acto educativo en acto formativo,
humanizador, enteramente racional, lógico y divergente.
No se excluyen las asignaturas, la matemática
y el arte, la educación física y la educación religiosa serán permanentemente
un acto de palabra, palabra de sentido, palabra de amor pedagógico, palabra
como didáctica fundamental del docente con el dicente.
CUADRO
3
¿Sabemos los docentes relatar nuestro
discurso educador? ¿Qué relatamos en el
aula? ¿Qué decimos? ¿Cómo lo decimos? ¿Cuándo lo decimos? Decir la
palabra será un reto, en el aula contaremos una historia, compartiremos el cuento,
daremos nuestra versión de la historia.
El relato, la manera cómo contamos clase es
distinta a una manera de dictar clase, los docentes con pedagogía no dictan
clase, la cuentan, la reconstruyen con sus estudiantes, la dialogan, la
comparten, hacer el aula es inventarse un ambiente apropiado para dialogar
sobre el mundo, sobre la realidad, sobre las personas, hacer el aula es
encontrarse y al encontrarse conocerse, departir, orientar, transformar ideas,
permitir y propiciar el crecimiento, por todo esto el relato pedagógico ese
discurso de los docentes y de los estudiantes es la vida del proceso educativo
y amerita ser aprovechado, estudiado, puesto en práctica.
En una especial práctica docente encontramos
a un grupo de estudiantes relatando, bueno en realidad estaban jugando, hacían
un radio teatro, sí, a la manera antigua, como nos lo imaginábamos en el
principio de la radio colombiana, contando una historia sobre un niño mal
alimentado, sonidos, imitaciones de voces, puertas, campanas, perros circulando
en un libreto que nos quiere enseñar,
que nos quiere contar que nos quiere decir cómo los estudiantes de licenciatura
entienden el ambiente escolar y lo entienden bien pues en su guion han
resaltado la palabra de la mamá que no alimenta bien a su niño, la palabra de
la maestra distraída que no sabe de crecimiento y nutrición , la otra docente
pedagoga que hace una rica receta con familias y niños para decirles que la dieta para el
crecimiento no necesita gaseosa sino frutas.
Divertido, ejemplarizante, didáctico e
indagador, con la palabra guiando una experiencia de investigación, con la
palabra encantando la academia, con la palabra enseñando y aprendiendo.
Por
otro lado el docente haciendo poesía y reflexionando sobre el día del
agua, en otro momento estudiantes de otra práctica haciendo póster o carteles
contando cómo McLaren y Freire han querido transformar al mundo, en otro lado
un compartir entre docente y estudiantes que hablan de la vida cotidiana, en
otro instante imaginándonos con los estudiantes un animal que habita la
universidad y que necesitamos describirlo, es un animal misterioso y de varios
colores.
Claro que sí, la práctica docente llena de
palabras y actos de imaginación queriendo entender la realidad de la escuela,
una práctica docente que muestra caminos, que recurre al arte, que se mueve en
la lúdica, que no es burocrática ni bancaria (en términos de Freire), praxis en
realidad que pone en dialogo la realidad, la experiencia y la teoría con la
imaginación.
Al final de la experiencia los estudiantes
dicen que es posible hacer otra escuela, los estudiantes comentan que la
escuela aparece a veces aburrida y estática pero con la palabra la dinamizamos,
la re-encantamos, la convertimos en lugar activo, de lúdica y de esperanza,
allí en el relato sobre la educación encontramos una manera de liberarnos y
encontrarnos, de volvernos significativos y trascendentes, de ser amorosos e
inmensamente pedagogos porque nos entendemos aún en la contradicción.
Vengan profes y estudiantes, hagamos relatos
de escuela, contemos cómo vivimos el conocimiento, la hermosa experiencia de
aprender a enseñar.
Manuel
Camilo Morales Rojas
Lic.
En educación
Especialista
en orientación educativa y desarrollo humano.
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