NECESITAMOS PEDAGOGÍA

El ingenuo estudiante apostando a un momento de lucidez efímera exclamó en tono airado su opinión; dijo con firmeza que reconocía la importancia de la pedagogía pero que ante todo y sobre todo él debía dominar y saber sobre su disciplina, que para ser un profesor se requería manejo amplío del saber específico. El auditorio se silenció por segundos pero la duda se asomó en el rostro de una gran mayoría, dos o tres despistados quedaron perdidos con la anotación.

Quizá el gran fracaso demostrable de la escuela se deba a que está llena de aparentes buenos docentes de las disciplinas fragmentadas del conocimiento y la gran escases de pedagogos que piensen la formación humana. Aprender matemáticas, ciencias, arte, no aparece en la existencia humana como algo sustancial, como necesidad fundamental; a la escuela se llega con otras preguntas y con ganas de realizar otras actividades muy humanas como por ejemplo jugar, hablar del mundo, compartir afectos, encontrarse con otros.

 El interés por las disciplinas es consecuencia de estímulos posteriores que se van adecuando a los interese individuales y a la capacidades inherentes, un docente debe entonces comprender primero lo humano, luego lo inteligente. Saber con claridad qué es lo uno y qué es lo otro.

Por ello el oficio docente, la labor pedagógica en la educación básica está más cercana de la orientación que de la instrucción, va mucho más allá de la enseñanza de códigos específicos, se dirige más bien a preparar, a fecundar, movilizar, construir, estimular con el estudiante un interés especial por el mundo y la realidad, eso implica la formación de actitudes, fundamentar valores, fomentar principios significativos que ofrezcan al más joven sentido de vida. Interpelé al estudiante que había lanzado su enfática impresión y le dije con tono conciliador: desde luego, mi querido aprendiz de licenciatura, usted debe saber, comprender, entender su disciplina pues ello significa su vida, pero como usted no está estudiando para ser biólogo, físico o pintor sino para ser un especialista en educación, didáctica para el aprendizaje y el crecimiento adecuado de todas la potencialidades del ser humano usted requiere mucho pero mucho de la pedagogía, más que cualquier otra cosa.

Usted requiere acompañar, nada más ni nada menos, que el proceso de desarrollo humano, usted no es solo un profesor de matemáticas para los que les guste o sean aptos para ello, usted es un referente de vida para los que incluso detestan su área de conocimiento.

¿En qué momento se creyó que la educación escolar básica era para preparar científicos, técnicos o artistas? ¿Cuándo se dejó de pensar en que los procesos formativos de humanidad son los que en realidad se convocan en la escuela? ¿Quién dijo que un puntaje bueno o malo en una prueba oficial era o significaba desarrollo humano? ¿Qué hace o dice la escuela y sus docentes especializados frente a los problemas de drogadicción, pandillismo, violencia familiar, extrema pobreza, dificultades de aprendizaje…? ¿Para eso no están los docentes?

Si, se necesita la pedagogía por lo menos para tres procesos humanos, el primero para comprender que la construcción del ser es un proceso multidimensional, pluricontextual, biológico, antropológico y psicológico, por eso y para ello se necesita saber más que matemáticas si se considera docente.

Segundo, la pedagogía, exige la filosofía, la epistemología, la axiología, es decir te exige ser pedagogo, ese humano que reflexiona sobre lo humano y su crecimiento.

Tercero, la pedagogía requiere la didáctica pues no eres ni instructor ni informador, ni dictador, eres un gran traductor, mediador, co-constructor de saberes, habilidades y destrezas del mundo intelectual. La pedagogía es la esencia de una profesión que busca transformar la realidad, mejorarla, embellecerla, repararla incluso para darle sentido a la vida de aquellos que van a la escuela a encontrarse con los otros humanos; el que ha ido a encontrase con notas, premios, medallas llega en algún momento a darse cuenta que el mundo escolar hubiese sido más enriquecedor si en vez de aprenderse la lección hubiera salido a sentir el mundo, jugando por ejemplo.

 
Por ello el que le gustó y encontró sentido de vida en ser docente llega a la universidad a aprender pedagogía. Los otros van a reproducir el sistema.

Manuel Camilo Morales R.

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