CARTA A LOS COLEGAS







Nos dijeron que la calidad educativa tenía que ver con muchos formatos, tiempos extras y formación empresarial, tu vienes siendo mediador entre el cliente y el proveedor del servicio. Hoy serás el burocrata del aula.



Dijeron además que eso de la calidad educativa no tiene que ver ni con tu preparación profesional, ni con tu salario y mucho menos con tu calidad de vida. Eres sólo un funcionario, nada más.


Nos dijeron que educar tenía una sola función: la de servirle al mercado y al comercio, los estudiantes sólo estan allí para aprender a trabajar, negociar, vender y comprar.


Nos dijeron que debe haber muchas asignaturas de estudio y que unas son más "inteligentes" que otras, que debes impulsar a los estudiantes sabios y excluir a los idiotas. Que el mundo es así y que la escuela debe preparar para ello.


Dijeron que debes tener carácter de madre comunitaria, alcances de psicologo, poderes de bruja, paciencia de tortuga, resignación... pero a la vez debes solucionar problemas, debes estar dispuesto a servir y a ayudar. Por ello no te pagaran más.


Debemos suplir a la familia ya que ellos estan trabajando, por lo tanto tu eres quién debe educar, tu serás el referente básico de la sociedad. La familia está produciendo y eso es lo más importante.


Han dicho tantas cosas sobre nuestra profesión que hoy andamos confundidos agravando la situación.


Tomando el fúsil de la irreverencia y lanzando la granada de la insurrección te invito a ser un docente de la revolución.


Un docente distinto que ame su profesión, un docente sabio que crezca y evolucione, que se algo distinto al ciudadano común.


Un docente que responda y pregunte, que explore y oriente, que apoye y escuche, que aprenda y que enseñe.


Que no se burle de los niños, que sea capaz de comprender la diferencia, que no promueva la violencia y que no generé temor.


Que sea un gran impulsor de la pasión, que exija bondad, que confronte la verdad, que ame la belleza, que sea capaz de dialogar, asombrar, demostrar, crear...


Se necesitan docente distintos, libres, estudiosos, amorosos, juguetones, seres responsables, docentes orgullosos de su saber pero humildes en su proceder.


No queremos más a los docentes autoritarios, los ausentistas, los ignorantes, los perezosos, los unidimensionales.


Buscamos otros docentes que puedan sacar a esta sociedad de la violencia, la injusticia y la pobreza.


Maestros de otro talante, de altura existencial, capaces de proponer el amor y la paz.




Makamoro

























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