Ponencia: ¿Es posible una pedagogía para mentes divergentes?


¿ES POSIBLE UNA PEDAGOGÍA PARA MENTES DIVERGENTES?


“En una sociedad y en una educación que supuestamente reclaman y piden creatividad e imaginación, la escuela real se encarga de disimularnos (a la vez que demostrarnos) que eso es falso, que la sociedad actual no tolera la imaginación, en tanto es una libertad en ejercicio, que ello es peligroso porque podría cambiar la realidad”.
Gustavo Cirigliano

Es primero de mayo, la invitación a una marcha por el centro de la ciudad seduce, hay tantas ganas de protestar, hay tantas ganas de gritar contra injusticias e incomodidades, hay muchas ganas de hallar cómplices y adeptos a un sentimiento de conciencia social, pero es un domingo frío y simple, habrá que ir tratando de encontrar elementos de coherencia.

Transcurre la marcha, las arengas eternas, los viejos comunistas, los nuevos anarquistas, los colados y los mirones, las mujeres liberadas y los otros sexos en contacto, a la marcha han llegado varios manifestantes, no los suficientes, la policía amenazante nos mira.

Y cuando menos pensamos unos cuerpos de sujetos veloces y ágiles rayan paredes, rompen vidrios se ensañan contra las oficinas de bancos, corre la policía, nos hacen llorar con las bombas ruidosas humeantes y mi grito de protesta se diluye, quedo insatisfecho y frustrado, nadie nos escucha, los medios de comunicación son indiferentes a esto, los pocos que van sólo cuentan de los vidrios rotos y las paredes escritas.

¿Quiénes serán aquellos que rompen vidrios y rayan paredes? ¿Qué o quién los impulsará para su vehemente forma de protestar? ¿Pensarán distinto?

Entonces me devuelvo a casa con la rabia comprimida y trato de buscar explicaciones a mi inocencia: ¿En dónde surge un rebelde? ¿Es una mente especial? ¿Qué hace la escuela con los que piensan distinto? ¿El nivel intelectual de este loco tira-piedra es el mismo de un traga-libros escritor de poemas? ¿Son mentes divergentes o mentes manipuladas?

Sobre todo mi pregunta se instala, luego de ordenar los inconformismos, en ese elemento del pensar distinto ¿Qué es pensar de forma divergente? , reviso a Freire, a Perkins, a Feuerstein, retomo a Giroux y a Mc Laren y recuerdo entonces también a Freinet, Decroly y Montessori, todos sin medir distancias han dicho que hay que darle énfasis a la formación en el pensamiento crítico, que hay que enseñar a pensar, que el papel de la escuela es la de despertar la conciencia, caminar hacia la innovación, hacia la mente creativa, incluso los marcos ideológicos de la educación neoliberal contribuyen con el tema y hablan del emprendedor y del proactivo como expresiones importantes de una educación que forma la inteligencia.

El objetivo de la escuela entra en contradicción y en ella comienzan a aparecer unos personajes de permanente controversia, los indisciplinados, los incorregibles, los que están al filo del reglamento, los que golpean, roban, que hacen irreverencia por oficio, son inquietos, groseros, agresivos y no sabemos si equilibrados emocionalmente, la mayoría son remitidos al psicólogo para ser “reparados”; nuestras escuelas andan llenas de jóvenes que militan en bandas, que se refugian en pandillas juveniles, que ya tienen en sus mentes y en actos negocios informales e ilegales. Provienen de familias frágiles de autoridad, marginados de muchas notas sociales, los niveles económicos varían, estos desadaptados aparecen en todos los estratos sociales y se hace evidente que la escuela en su tradicional función no los seduce, van allí porque es un lugar de encuentro, el lugar de la escuela ya no es para aprender, es para socializar otros discursos y otras practicas que se validan en la perspectiva de circunstancias de pobreza, corrupción, desigualdad, desempleo…, entonces comienzan a surgir otras preguntas anexas al fenómeno que indagan sobre el papel de los adultos, la función de los docentes, las prácticas de enseñanza, aprendizaje y evaluación, surgen preguntas sobre la pertinencia de la escuela y el conocimiento y los tipos de socialización que allí se agencian.


“Basándose en la idea de que la educación es el motor del desarrollo porque da conocimiento y el conocimiento impulsa la productividad, se idearon planes de formación de maestros que privilegiaron la transmisión de conocimiento sobre la creación de conocimiento. Se formaron así maestros especializados en distribuir y no en crear conocimiento. Se privilegió el resultado del pensamiento y no el pensar, el producto y no el proceso. Esto ha llevado a que los maestros tengan que ser autoritarios, memoristas, aburridores y, por tanto, a dar gran importancia en la cultura escolar al control, la disciplina, el castigo”
Rodrigo Parra Sandoval.


Cambiemos el panorama y alejémonos del problema social, observemos desde otro punto de vista donde la escuela, se supone, es orden, es disciplina, es el espacio para aprender a quedarse quieto, es para copiar a tiempo del tablero, del libro y del profesor…, semejante caricaturesca concepción tradicional de escuela debería generar sujetos que sean fáciles de dominar, pasivos, centrados, obedientes, muy parecidos a cualquier transeúnte de nuestras ciudades que marcha por el andén haciendo día a día lo mismo, como funcionario, como desempleado, como agente de la indiferencia.

Pero por ahí se cruzan unos extraños seres que se escapan de tan lúgubre institución y al lograr subvertirla se hacen personas importantes: artistas, publicistas, creadores, científicos, son seres inadaptados que muy a pesar de la escuela, con todas sus contradicciones, han surgido triunfantes atreviéndose a ser en cotidianas revoluciones que dignifican a los otros.

Quizá tantos ciudadanos poco deseables y ciudadanos deseables crecen a pesar de ese mundo escolar, ellos han estado allí, han tenido aula, han tenido maleta y lonchera, han tenido uniformes y han aprendido a formar pero sus caminos son otros, opuestos al mundo idealizado de la escuela formal. ¿Existe una pedagogía para los que no se adaptan?

La relación de los niños y los jóvenes con el conocimiento generalmente esta mediada por adultos, particularmente esto ocurre en la escuela formal pero si esa escuela y si esas personas no tiene claridad sobre las múltiples posibilidades de desarrollo de las generaciones que crecen entonces se convierten en unos grandes opositores del crecimiento. Los estudiantes y los docentes hacen otra cosa. Ni los unos enseñan y los otros no aprenden o por lo menos no lo que hace manifiesto el currículo escolar. Los directivos de las escuelas pensando el fenómeno como un negocio; los docentes enfrascados en discursos enciclopédicos y dictatoriales, los estudiantes manipulados por el consumismo y las circunstancias mediáticas, la música es poderosa transmisora de ideas y percepciones, la moda circula libremente imponiendo su frivolidad y vaguedad. Los roles sexuales se alborotan y en el día a día se llenan las calles de niñas embarazadas esperando niños que a la postre quedarán solitarios a expensas de quién sabe quién y de jóvenes delincuentes en ascenso, fuertes consumidores de psicotrópicos, desempleados en potencia, violentos al máximo, consumistas compulsivos de marcas y precios.

¿Existirá una pedagogía contemporánea que se acerque a pensar o a sugerir acciones para abordar una niñez y una juventud que en nada le interesa la escuela tradicional?

Edward de Bono hace una excelente propuesta general sobre qué significa la divergencia en el pensamiento, todo el contenido del pensamiento lateral, de la lógica inversa, de las siete cabezas para siete sombreros donde nos sugiere que todo podría ser distinto con jóvenes que hoy se inclinan más por el deporte que por el ejercicio del intelecto, que son más cercanos a la música que a las matemáticas, que no se sujetan a reglas así la escuela haga enormes esfuerzos por estandarizar y certificar todo.

Howard Gardner reconoce que hay diferentes tipos de inteligencia, que existen estilos de aprendizaje, que se puede asumir que la persona humana es multidimensional y que no puede ser sometida a un solo criterio de educación y que prima la acción didáctica sobre la acción instructiva.

En Colombia hay una experiencia escolar coordinada por Dino Segura basada en el constructivismo, lo primero que allí se ha hecho, en la Escuela de Pedagogía Experimental, es alterar el orden del ambiente escolar, desnormatizando roles, tiempos y espacios, transformando lo que significa la cultura escolar y haciendo de ella otro ambiente basado en la construcción de experiencias para el conocimiento.

Y seguiría la literatura, los autores famosos, los autores peligrosos y todo nos indicará que el problema de nuestra educación está muy lejos de ser una respuesta para un país que se debate en la violencia, en la corrupción en las continuas injusticias sociales, simplemente porque muy pocos están interesados en permitir que lo jóvenes piensen distinto.

“…Y ese proceso de enseñanza nunca es una mera transmisión de conocimientos objetivos o de destrezas prácticas, sino que se acompaña de un ideal de vida y de un proyecto de sociedad…; la educación es tarea de sujetos y su meta es formar también sujetos, no objetos ni mecanismos de precisión…”
Fernando Savater.

Son como tres fronteras las que aparecen en el escenario de la divergencia del pensamiento en los jóvenes. Jóvenes divergentes caídos en la delincuencia, jóvenes divergentes que renuncian a la academia y se dedican a oficios varios, se enrolan al comercio y al consumo; jóvenes alternativos que llegan a otro tipo de academia, a centros de arte y diseño, a centros de talentos deportivos, a escuelas de comunicación social o carreras profesionales intermedias o no convencionales.

El primer grupo es atraído por las bandas criminales, son jóvenes delincuentes que caen en el sicariato, la consecución de dinero fácil, se van de mulas o traficantes de ilegales y son intensos consumidores de sustancias alucinógenas, son divergentes pues la escuela los excluyó precisamente por su imposibilidad de adoptar costumbres y ritos cotidianos de esta escuela clásica y de una sociedad con doble moral.

El segundo grupo es una serie de jóvenes incomprendidos que la escuela no llenó sus expectativas, muchos de ellos no tiene los recursos para seguir escolarizados y terminan trabajando o comerciando desperdiciando grandes talentos; son hábiles para los negocios, son rebuscadores del diario pero su proyecto de vida se ve frustrado por su deprimido origen social y la ausencia de oportunidades laborales y de escolaridad.

El tercer estrato llega a las escuelas técnicas, llegan a los centros de arte y diseño, habitan otras instituciones intermedias, es una población que sigue escolarizada pero en otros términos, con una mayor flexibilidad; este grupo es usuario y creador de espacios creativos, inquietos y que generalmente impulsan la propia empresa explorando la innovación, son miembros de grupos creativos, de diseño, contestatarios en todo caso. Por supuesto las escuelas que los acogen son también alternativas, son de educación técnica y no tienen gran tradición ni respaldo social. El éxito de estas escuelas es que saben leer las inquietudes de una juventud que piensa el mundo distinto, son espacios escolares que se arriesgan a darle sentido a unos comportamientos y a unos estilos de vida que rompen con los estereotipos, donde también, especialmente los docentes, son distintos, profesionales que han andado igualmente por la contracultura y encuentran allí la posibilidad de ofrecer otras miradas y otras propuestas de aprendizaje, de enseñanza y de producción intelectual.

Arriesgarse a hacer una pedagogía distinta para todos esos jóvenes que piensan distinto y que quieren cambiar el mundo, hacerle un aporte sensible e intelectual implica que el docente circule por tres ámbitos de su quehacer pedagógico con el saber, Observemos estos componentes:




Con un docente que exhiba tres mínimas condiciones profesionales, así:


Agenciar una pedagogía divergente implica esto precisamente, que sea distinta aplicando una didáctica activa, dinámica, que genere praxis, que planteé, recursos, espacios, herramientas creativas que rompan con el aula convencional, que no se base en contenidos exclusivamente teóricos sino que éstos sean problematizados, que discutan, que se contradigan, que se problematicen en contextos reales y que el discurso expuesto en la magistralidad sea atractivo, novedoso, sugestivo.

El co-protagonismo lo logra un docente capaz de comprender vidas, que se convierta en acompañantes de proyectos de vida, haciendo parte del desarrollo intelectual (sentir, pensar y actuar) del joven. Lo logra un docente que no come entero, un intelectual que no tranza con el sistema, el formalismo y la estructura, que se ubica en un punto de observación cuestionante, que entiende y asume el mundo desde miradas alternativas, desobedientes, insurrectas con el orden establecido.

Por ello el criterio de su conocimiento y saber práctico es una opción permanente por la vida, es ecológico, es crítico, reconoce el encuentro entre la cultura y la naturaleza y opta por la defensa de la existencia. Es un defensor de los derechos humanos, es un trabajador psico-socio-cultural, desarrolla experiencias motivantes que dignifican otorgando sentido al ser, al pensar y al hacer.

Formar mentes divergentes implica hacer actos fuera de lo común, implica ver desde distintos puntos de vista un mismo fenómeno, implica que la relación de docentes-estudiantes sea un permanente dialogo sobre la vida. Educar personas distintas, singulares, autónomas, responsables, trascendentes será la ilusión de esta pedagogía, será contemplar la posibilidad de una generación que no destruya sino que construya.

Tal vez el próximo primero de mayo no tendrá los insurrectos que atacan los bancos en su frente visible, quizá ese día marche al lado de los jóvenes que propongan un espacio sin bancos, sin explotadores, sin violentos, tal vez seamos testigos de una nueva generación que disienta del capitalismo idiotizante, que no trance con tiranos extremistas, que proponga la defensa de la vida y que sea capaz de hacer una sociedad basada en la paz y el amor proponiendo una civilización de creadores, innovadores y revolucionarios.




BIBLIOGRAFÍA:

De Bono, Edward. Yo estoy bien tú estás mal. El camino hacia el nuevo renacimiento. Editorial Diana. México, 1990.
Gardner, Howard. Arte, mente y cerebro. Editorial Paidos. Argentina, 1987.
Segura, Dino. ¿Es posible pensar otra escuela? Editorial E.P.E. Colección polémica educativa. Bogotá. 2000.
Parra Sandoval, Rodrigo. La escuela violenta. Tercer mundo editores. Bogotá, 1992.
Savater, Fernando. El valor de educar. Editorial Ariel, Planeta. Bogotá 1998.
Maldonado, Miguel Ángel. Pedagogías Críticas. Editorial Magisterio. Bogotá, 2008.

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